Cuando decimos que “toca apretar los dientes”, nos referimos a la necesidad de realizar un esfuerzo extra para conseguir un objetivo:
“Hay que apretar los dientes por el equipo”, “la crisis nos obliga a apretar los dientes para llegar a fin de mes”, “para sacar nota con este profesor, tendremos que apretar los dientes”.
Sin embargo, entre un 10 y un 20% de la población aprieta los dientes de manera involuntaria. El hábito de apretar los dientes cuando no responde a un objetivo de masticación natural se denomina bruxismo.
Entre las causas más comunes podemos encontrar la ansiedad o el estrés. Las consecuencias suponen el desgaste de las piezas dentales, un empeoramiento de la enfermedad periodontal, hipertrofia muscular y dolor de cabeza.
El tratamiento más eficaz para tratar el bruxismo es la férula. Consiste en una estructura de plástico trasparente que se coloca en uno de los arcos dentarios para evitar el contacto de los dientes superiores con los inferiores y evitar así su desgaste.
Si complementamos el uso habitual de la férula con estos consejos, podemos minimizar los efectos del bruxismo:
INTENTA RELAJARTE
Evita las situaciones de estrés. De acuerdo, es fácil decirlo y muchas veces no depende de nosotros. Pero sí podemos fijar nuestros propios límites con la carga de trabajo que podemos gestionar y asumir de manera saludable. No “apretemos los dientes” más allá de lo razonable. El yoga o el tai chi te ayudarán a relajarte.
CONTROLA LO QUE MUERDES
Tus dientes no están diseñados para morder las uñas (ni padrastros), bolígrafos o masticar chicle continuamente. Excitantes como el café o el alcohol tampoco ayudan. Intenta reservar tus dientes exclusivamente para las comidas diarias.