La prótesis dental fija como cualquier otro tipo de prótesis dental, son siempre productos realizados a la medida de cada paciente. Son prótesis creadas a partir de unas medidas y moldes tomados previamente por el odontólogo y enviados al laboratorio de prótesis dental para su realización. Esto no significa que después haya que hacer una adaptación final en boca por el propio dentista en la clínica para su ajuste perfecto y satisfacción plena del paciente.
Como su propio nombre indica, la prótesis dental fija, es un tipo de prótesis que una vez colocada, no se puede remover de la boca (quitar o extraer por uno mismo). Son prótesis para restaurar o sustituir artificialmente piezas dentales. Estas prótesis generalmente van cementadas o atornilladas. Y se sustentan en los propios dientes naturales previo tallado, en la raíz dental a través de un pin o en los pilares de los implantes dentales.
Para entender algo mejor la composición de una prótesis dental fija, decir que comienza con un diente natural o implante. A esto se le llaman los «dientes pilares». A continuación, vendría la parte de la prótesis que se apoya en estos «dientes pilares», conocida como «retenedores». En el caso de un puente, los espacios sin diente sostenidos por los «retenedores», se les llama «pónticos». Y por último la unión entre los «retenedores» y los «pónticos», se le conoce con el nombre de «conectores».
La rotura o pérdida de un diente no entiende de edades y es posible que a lo largo de nuestras vidas pueda suceder. Esto evidentemente afecta a la estética de nuestro rostro y es por ello que las prótesis dentales fijas se realizan con los mejores materiales y con un diseño específico a cada paciente y adaptado a sus facciones, previo diagnóstico del dentista profesional. De este modo la rehabilitación dental en el paciente será de lo más natural y estético.