El chupete, bueno para calmar el llanto de los niños, malo para los dientes. ¿Cuándo y cómo quitarles el chupete?
Dar el chupete a los niños cuando lloran es un recurso común entre los padres: en la mayoría de bebés, el chupete calma el llanto simple y llanamente a través de la succión (que sustituye a la succión del pecho de la mamá), ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor, por ejemplo, cuando empiezan a salir los dientes. Todas ellas situaciones que pueden provocar ansiedad en los papás, tanto primerizos como los que tienen dos o más bebés que nacen muy seguidos. Su uso, como muchos otros aspectos de la crianza, es motivo de controversia: ya en 2011, el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría elaboraba una revisión de la relación entre el chupete, la lactancia y el síndrome de muerte súbita, basándose en las recomendaciones e investigaciones en este terreno dentro del ámbito internacional.
Sus conclusiones: la primera y más importante, que la decisión de usar o no chupete es solamente de los padres, que deben contar siempre con información sobre el uso, seguridad o inconvenientes del chupete de manos del pediatra u otros profesionales de la salud especializados en el cuidado infantil de los recién nacidos. A poder ser, complementando esta información con otras maniobras para calmar a los bebés, como el contacto piel con piel. Para los bebés que toman el pecho, explican, el chupete no es necesario durante los primeros días, y es mejor evitarlo al menos hasta que la lactancia materna esté bien establecida, habitualmente a partir del primer mes, ya que el chupete puede hacer que resulte más difícil aprender a mamar, y por tanto prevenir la ganancia de peso del bebé o la aparición de grietas en el pezón de la madre. Para los niños que toman leche artificial en lugar de materna, la AEP recomienda dar el chupete, ya que estos bebés presentan otras características diferentes a los bebés amamantados, y pueden presentar más riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita.
PERO, ¿DAÑA REALMENTE LOS DIENTES?
Entre las principales preocupaciones de los papás que rodean el uso del chupete, se encontrarían, además de el ‘restar’ estímulos al pecho de la madre (es decir, la relación que existe entre el uso del chupete y una menor producción de leche), la creación de una dependencia temprana en el niño, además de posibles efectos perjudiciales en la la correcta alineación de los dientes, y más concretamente en la mordida cruzada. Estos efectos, sin embargo, serían pasajeros y reversibles entre los niños menores de tres años. Sería necesario ejercer una presión constante durante varias horas seguidas al día para que las malformaciones sean apreciables a esta edad. De ahí que sea aconsejable acostumbrar a los niños a limitar su uso desde mucho antes, reduciéndolo a momentos puntuales siempre que sea posible.
¿Cómo podemos retirar el chupete a los niños? Consejos prácticos para hacerlo más fácil
1. La interrupción del uso del chupete puede ser paulatina (por ejemplo, reduciendo su uso solamente a momentos muy concretos) o no (retirándolo de todas todas), pero no se debe castigar ni hacer que el proceso resulte traumático para los niños. Es importante no gritar o enfadarse, y recordar que cada niño tiene sus propios ritmos y tiempos.
2. La imaginación es un arma muy poderosa, especialmente con los niños. Un truco que puede funcionar cuando los niños son un poco más mayores es inventar una historia o un cuento en el que el chupete desaparezca. También es importante recordar que es a partir de esta edad cuando los niños comienzan a interesarse por otras cosas, como juegos y actividades preescolares: intenta relacionar ambos conceptos con la idea de ‘hacerse mayor’.
3. Aunque pinchar la tetina puede funcionar para disuadir a muchos pequeños de seguir usando el chupete (la sensación al chuparla resulta menos placentera), lo cierto es que puede resultar peligroso si por ejemplo se desprende un trocito de goma de la punta que haga que el niño se atragante -de ahí que haya que vigilar siempre el desgaste en el uso del chupete convencional. Los chupetes son piezas cien por cien seguras, pero es importante que estén siempre homologados y que sean, a ser posible, de una sola pieza, para evitar posibles atragantamientos o accidentes si se rompe. Si nos decantamos por esta técnica, es recomendable que el niño use el chupete solamente bajo supervisión. Una técnica menos peligrosa es sumergir la tetina en un poco de zumo de limón, para que el sabor del chupete cambie y resulte menos apetecible a los niños.
4. Entre los niños más mayores que no son capaces de decir adiós al chupete, el pediatra puede ser el encargado de explicarles por qué deben prescindir de él, y las consecuencias negativas para sus dientes.
5. Aunque el chupete es el recurso de muchos padres para amortiguar las situaciones de mucho estrés, el mejor consejo para retirarlo sin que resulte una experiencia traumática es hacerlo a tiempo. “El momento ideal para que el bebé abandone el chupete es alrededor de los seis meses, de esa manera no se corre el riesgo de que se produzcan malformaciones dentales, ni en el paladar, que podrían tener como consecuencia problemas en el desarrollo del lenguaje a posteriori”. La recomendación de la Asociación Española de Pediatría es no demorarlo más allá del primer año, edad en la que el bebé siente más necesidad de succionar.
Fuente | Hola